
Podría arriesgarme, porque los 54:11 que dura el LP me avalarían y serían fundamento suficiente, a decir que la estética que se desprende de la guitarra y voz de Buckley cambiaron por completo a varías generaciones de la música pop; basta con escuchar a cantantes de grupos como Radiohead, Muse, Starsailor hasta cantantes como Chris Cornell y una larga lista que han tratado de imitar a una de las últimas voces que no pasan desapercibidas en las grabaciones sino se convierten en el instrumento predominante en ellas.
Desafortunadamente, como muchos de los grandes, Buckley murió teniendo apenas 30 años de vida dejando sólo un disco de estudio para los anales de la música, pero se fue dejando uno de las grabaciones más interesantes y menospreciados de los años noventa; es increíble como es proyectado el sentimiento a través de las cuerdas vocales de Buckley y la cadenciosa guitarra que puede sonar a Zeppelin para en momentos entregar extraños acordes y arpegios que recuerdan al folk de Cohen o Drake.
Si no se convencen y necesitan mejores recomendaciones, artistas de la talla de Bob Dylan, Paul McCartney, Lou Reed respetan y admiran la obra de Buckley; David Bowie dijo en una entrevista que si tuviese que llevarse 10 discos a una isla desierta se llevaría Grace, disfruten de este gran obra que se encuentra entre lo más preciado de mi discoteca.
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